En relación a la escalada en solitario con la cuerda por abajo ('lead rope solo', en inglés), hay que tener cuidado con lo que se encuentra en la red (especialmente con los vídeos), pues muchos de esos autores utilizan dispositivos que no están homologados con esa finalidad por los fabricantes (Grigri, Revo, etcétera), y son muchas las cosas que pueden fallar. Cuándo uno ve esos vídeos todo parece bonito y hasta sencillo, pero no lo es en absoluto, lo segundo desde luego no lo es. Que yo sepa, hay pocos dispositivos que sí están homologados para escalar en solitario con la cuerda por abajo, y que por lo tanto hayan pasado satisfactoriamente los ensayos preceptivos: Soloist, Silent Partner ... Sin embargo, y no sé la razón, por ahora sólo se encuentran en el mercado de segunda mano y a unos precios exorbitantes. En mi humilde opinión, creo que no está mal aprender la técnica de escalada en solitario (siempre de manera controlada), pero, además, con un profesor, y, acaso, como recurso de emergencia, por la posibilidad extrema que, aunque remota, pueda presentarse un día al tener que salir de una vía por arriba y pedir ayuda, por haberse lesionado gravemente el compañero (que ya no puede asegurarnos), y en el caso muy improbable de que no se pudiesen rapelar los largos inferiores. En tal caso, según los manuales de alpinismo que he consultado hasta el momento (escritos por alpinistas muy experimentados) sólo describen cómo hacerlo con lo que llevamos en la cordada, en concreto, con un ballestrinque en el anillo ventral con dos mosquetones de seguridad contrapeados y uno más como ayuda para darnos cuerda; y, siempre, con la salvaguarda de tener que ir haciendo y deshaciendo nudos de gaza (mejor de ocho, creo) conectados al anillo ventral, entre seguro y seguro, por si la cuerda deslizara por el ballestrinque. Una vez lo probé en un itinerario corto muy fácil, de grado III+, y con una sóla cuerda de homologación en simple, con la salvaguarda añadida de una cuerda de respeto fijada arriba y conectándome a ella con un anticaídas a modo de línea de vida, y, aún y así, si bien, gracias a la redundancia de seguridad, no había razón para tener miedo, las sensaciones que tuve (utilizando el ballestrinque) no fueron buenas. No resulta nada fácil darse cuerda, y pueden presentarse muchos percances encadenados. Otra cosa es la práctica de esa especialidad en sí, que requiere el uso de un dispositivo de aseguramiento homologado, una buena formación, muy buen ánimo y tener la cabeza muy bien amoblada.
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