diumenge, 1 de desembre del 2024

Escalada de primero autoasegurado (en solitario)

En relación a la escalada en solitario con la cuerda por abajo ('lead rope solo', en inglés), hay que tener cuidado con lo que se encuentra en la red (especialmente con los vídeos), pues muchos de esos autores utilizan dispositivos que no están homologados con esa finalidad por los fabricantes (Grigri, Revo, etcétera), y son muchas las cosas que pueden fallar. Cuándo uno ve esos vídeos todo parece bonito y hasta sencillo, pero no lo es en absoluto, lo segundo desde luego no lo es. Que yo sepa, hay pocos dispositivos que sí están homologados para escalar en solitario con la cuerda por abajo, y que por lo tanto hayan pasado satisfactoriamente los ensayos preceptivos: Soloist, Silent Partner ... Sin embargo, y no sé la razón, por ahora sólo se encuentran en el mercado de segunda mano y a unos precios exorbitantes. En mi humilde opinión, creo que no está mal aprender la técnica de escalada en solitario (siempre de manera controlada), pero, además, con un profesor, y, acaso, como recurso de emergencia, por la posibilidad extrema que, aunque remota, pueda presentarse un día al tener que salir de una vía por arriba y pedir ayuda, por haberse lesionado gravemente el compañero (que ya no puede asegurarnos), y en el caso muy improbable de que no se pudiesen rapelar los largos inferiores. En tal caso, según los manuales de alpinismo que he consultado hasta el momento (escritos por alpinistas muy experimentados) sólo describen cómo hacerlo con lo que llevamos en la cordada, en concreto, con un ballestrinque en el anillo ventral con dos mosquetones de seguridad contrapeados y uno más como ayuda para darnos cuerda; y, siempre, con la salvaguarda de tener que ir haciendo y deshaciendo nudos de gaza (mejor de ocho, creo) conectados al anillo ventral, entre seguro y seguro, por si la cuerda deslizara por el ballestrinque. Una vez lo probé en un itinerario corto muy fácil, de grado III+, y con una sóla cuerda de homologación en simple, con la salvaguarda añadida de una cuerda de respeto fijada arriba y conectándome a ella con un anticaídas a modo de línea de vida, y, aún y así, si bien, gracias a la redundancia de seguridad, no había razón para tener miedo, las sensaciones que tuve (utilizando el ballestrinque) no fueron buenas. No resulta nada fácil darse cuerda, y pueden presentarse muchos percances encadenados. Otra cosa es la práctica de esa especialidad en sí, que requiere el uso de un dispositivo de aseguramiento homologado, una buena formación, muy buen ánimo y tener la cabeza muy bien amoblada.

Cálculo de la fuerza de impacto a partir del factor de caída

Buenas tardes. En una intervención mía anterior quise hablar de cómo estimar la fuerza de impacto, a partir de la longitud de la caída como dato, de la longitud de cuerda desplegada, así como de la masa del escalador, y del tanto por ciento de alargamiento de la cuerda. Sin embargo me di cuenta de que, en el primer intento, me había equivocado y borré el mensaje. Esta mañana he vuelto a ponerme a ello y lo expongo en un vídeo por si es de vuestro interés, cuyo enlace es el siguiente: https://youtu.be/6l8sMffvSE8?si=-T2sNe0GPgmACpz5

Cabe decir que, por efecto polea, la fuerza sobre el anclaje ha de ser igual al doble de la fuerza de impacto que he calculado (fuerza con la que se detiene la caída). Así, en el ejemplo que he puesto antes, como la fuerza de impacto que me ha salido es de 1,4 kN, la fuerza sobre el anclaje será de 2,8 kN. Como curiosidad, he consultado la resistencia de un friend Totem Cam, la del más pequeño (el de color negro, que en la numeración de los Totem corresponde al 0,5) y he visto que es de 6 kN; en tal caso, el friend (bien emplazado) debería parar la caída.

Ya sé que en mitad de un paso difícil no es lugar ni momento para ponerse a calcular :) ... pero si en casa vamos simulando escenarios y haciendo cálculos estimativos (no hace falta calculadora si retenemos la fórmula, basta con un poco de cálculo mental) puede sernos de utilidad para valorar el riesgo, configurar el emplazamiento y tipo de seguros

Es importantísimo evitar que la cuerda zigzaguee entre los seguros: éso es lo que provoca el rozamiento malo (el que va en nuestra contra), y que hace que el factor de caída sea en realidad mucho mayor del que sería sin el zizagueo, ya que, en realidad, la longitud efectiva de cuerda desplegada es mucho menor (por trabarse la cuerda entre seguro y seguro)

El efecto de péndulo, al saltar el escalador hacia atrás de manera premeditada, si el escalador está seguro de que es inminente la caída (en un desplome), puede ser conveniente, ya que en un movimiento pendular, la tensión sobre la cuerda es progresiva: va aumentando a medida que la masa que pendula se acerca al punto más bajo de su trayectoria. Puede ser una buena decisión, pues el seguro no va a recibir una fuerza brusca. Eso sí, siempre que no haya riesgo de golpearse contra la pared al volver a acercarse a ella, o bien de sacar el seguro flotante: un friend o un fisurero pueden moverse hacia afuera, en especial si la cinta exprés es ancha, corta y rígida (es mejor usar una cinta alpina), con lo cual puede salirse de su emplazamiento.

Acerca de las precauciones a tomar al instalar seguros alternos empleando la técnica de la doble cuerda

La primera vez que me metí en una vía de varios largos fue en 1981. Como empezaba, y de escalada deportiva ni siquiera se hablaba, iba de segundo, claro. Me acuerdo que en aquellos años casi todo el mundo pasaba las dos cuerdas por el mismo seguro fijo en las vías algo equipadas (como se hace hoy en día si se escala con cuerdas gemelas), sólo que aquellas cuerdas tenían un diámetro de 9 mm o incluso algo más. En aquél entonces los seguros fijos de las vías que repetía (semiequipadas la mayor parte) solían ser pitones y buriles con sus chapitas; incluso se hacían, pasar las dos cuerdas por el mismo seguro si se ponían empotradores. Para las cuerdas dinámicas, sólo había un estándar, creo. En mi entorno, la técnica de la doble cuerda pocos escaladores la usaban, salvo los que se dedicaban a la escalada artificial, que entonces se hacía con dos cuerdas. Empecé a interesarme por la técnica de la doble cuerda para las vías clásicas en libre cuando, a finales de los ochenta, leí algunos manuales ingleses. Desde entonces, siempre la uso, ya que como mis destrezas son muy modestas (no paso del grado IV+, como mucho algún V), siempre he confiado en aprender bien las maniobras y el buen emplazamiento de seguros. Y, ciertamente, con dos cuerdas, las sensaciones son muy bonitas, y más para escaladores que, como yo, ya ni nos planteamos que nos salgan los pasos de 6a ni pisamos los rocódromos, aunque cuando era joven, a los treinta, alguno sexto en escalada deportiva me salía.

Alternando los seguros, y siempre que los factores de caída no sea grandes, la segunda cuerda apoyará a la primera (en la hipótesis de que el último seguro emplazado no salte, claro). Por ejemplo:

Supongamos que el escalador, que está a 3 metros por encima del último seguro A que ha puesto el escalador, pongamos que en la cuerda azúl, y que el seguro B que había puesto antes pasándolo por la otra cuerda, pongamos que de color verde, se encuentre a 2 metros del seguro A.

En esta situación, supongamos que el escalador, en el momento de caerse, se encuentra a 10 m de la reunión. Así que ... va y se cae. Bien, entonces vuela 6 metros, luego el factor de caída es de 6/10 = 0,6. La cuerda azúl debería resistir sobradamente, no se ve comprometida.

Pongámosle ahora un poco de yuyu: salta el seguro A, luego desde el inicio del vuelo hasta el seguro B de la cuerda verde hay una distancia de 3+2=5 m, por lo que la longitud del vuelo aumenta ahora a 10 m - ¡por favor, que no falle también el seguro B!-, , en consecuencia, ¡el factor de caída para la cuerda verde será de 10/10 = 1, que también sigue siendo un factor de caída asumible para la cuerda verde que ahora también ha tenido que actuar.

Por tanto en estos dos escenarios, me parece a mí que es perfectamente asumible, el trabajar con los seguros alternos para una y otra cuerda, sin tener que ponerlos a la misma altura los dos.

El problema viene con este otro supuesto. Si el escalador ha emplazado el seguro A para la cuerda azúl a una gran distancia del seguro B (para la cuerda verde), pongamos que a 4 metros del mismo, y, en la caída falla el seguro A, la longitud del vuelo será ahora de 2x(3+4)=14 metros, luego el factor de caída alcanza ya el valor 14/10=1,4.

Recordemos que las pruebas de homologación se hacen con un factor de caída de 1,77 (si no recuerdo mal), pero se supone, razonablemente, que el escalador pesa más de 55 kg (masa que se usa en dichas pruebas). Así que ojo ahí porque una cosa (1,4 $\lt$ 1,77) va por la otra (55 kg $\lt$ 80 kg), y por tanto esa situación sería ya comprometida.

No obstante, siendo un poco optimistas, y sin dejar de considerarlo un posible accidente, hay que tener en cuenta a favor de esa cordada que, al fallar el seguro A ya se habrá disipado cierta energía, en beneficio, con el retardo, de la labor que se le encomienda a la cuerda del seguro B. También, disipará energía la fuerza de rozamiento.

Encordamiento en mitad de cuerda

El encordamiento en mitad de cuerda en una cordada de tres por parte del escalador de enmedio mediante un nudo de alondra, me parece a mí que sirve más bien para que, en una cordada de tres en línea (en una cresta fácil o en progresión por glaciar), pueda encordarse el de enmedio, pues así, además ya tiene hecha la potencia para aislarse de un posible tirón del tercero que podría desequilibrarle a él también, empeorando la tarea de ayuda por parte del primero, o bien aislarse de la tensión de ayuda que el primero pueda dirigir, en una determinada situación, hacia elu tercero.

Siempre que en una cresta fácil he ocupado el lugar de enmedio en una cordada de tres, he preferido conectarme a la cuerda con un machard bidireccional con un cordino, pues éste ya hace las veces de potencia, y, además, permite acercarse al primero o al tercero (desplazando el machard por la cuerda) para, en caso de necesidad, poder prestar ayuda a uno o bien al otro.

Entiendo que para encordarse así en mitad de cuerda -un problema divertido- habrá que confeccionar un nudo de gaza con un gran lazo para, pasándoselo por las perneras (entrando por abajo), llevarlo luego alrededor de la cabeza y dejarlo caer por la espalda alrededor de los pies, y teniendo ya por delante el lazo otra vez, ya se pueden alondrar las perneras; finalmente, habrá que correr el nudo de gaza para dejar el lazo con la longitud que queramos que quede.

En una cordada de dos o tres escaladores que se mueven en terreno escarpado (cresta, trepada difícil,...) puede aparecer la necesidad de progresar a tramos, por lo que es necesario detenerse y montar una reunión. Si la cordada utilizara una única cuerda, el montañero que iría de primero, necesitará buscar el centro de la cuerda y encordarse en él. El nudo que utilizo para esa finalidad es un medio doble pescador, asegurando el pequeño bucle que quede al anillo ventral con un mosquetón de seguridad.

Tres libros que recomiendo

Me permito recomendaros dos libros editados por la Editorial Desnivel que me parecen muy buenos, ambos del mismo autor, Ewaldo Sandoval: (1) Escalando vías de varios largos con la técnica de doble cuerda, publicado por Desnivel en 2018 , y (2) Cómo montar reuniones en vías de varios largos, también publicado por Desnivel, en 2016. El texto es claro y muy preciso en las descripciones, y los dibujos son muy detallados. Quizá ya los conozcáis. Hace años que no dejo de consultarlos.

Otro estupendo manual, que me parece "de cabecera", y que está escrito por varios autores en colaboración, es Montañismo. La libertad de las cimas, publicado también en España por la Editorial Desnivel en 2016. Viene actualizándose desde 1960 en sucesivas ediciones; ésta (última hasta el momento) es la séptima. Con los nuevos materiales y algunas maneras de hacer, se espera una nueva actualización (la octava), si bien, me parece a mí, en lo esencial el manual es perfectamente válido en la actualidad. El texto, es muy esmerado y la traducción al castellano muy cuidada, y, al igual que en los libros de Ewaldo Sandoval que he comentado arriba, los dibujos están muy bien hechos y son muy detallados; priman sobre las fotografías, lo cual aporta mucha claridad y precisión pues ayudan a entender muy bien las explicaciones textuales. El manual cubre todos los aspectos que intervienen en el montañismo (término o concepto, por cierto, en el que los autores inscriben los de alpinismo y la escalada): técnicas de escalada en roca, nieve y hielo, progresión por terreno escarpado, encordamiento, materiales, orientación, meteorología, nivología, primeros auxilios, organización y psicología de grupo, etcétera.

diumenge, 10 de novembre del 2024

Uso de una única cuerda (de triple homologación), de 60 m de longitud y 8,5 mm de diámetro, para progresar en crestas o terreno escarpado, empleándola como dos medias cuerdas en doble o como dos medias cuerdas como gemelas

En un terreno de cresta he usado a veces una cuerda de 60 m de triple homologación, concretamente una Opera (8,5 mm de diámetro). El caso es que, si se decide usar esa cuerda a la manera de dos medias cuerdas, buscando el centro y encordándose el primero en dicho centro, yo siempre lo he hecho con un nudo de ocho, pero, claro, abulta mucho. He pensado hacerlo también con un as de guía doble, pero aún no lo he probado. Me pregunto si existe algún otro nudo que sea fiable para eso y que no abulte tanto como el ocho. $\diamond$

Tres breves reseñas bibliográficas sobre tres manuales

Me permito recomendaros tres libros editados por la Editorial Desnivel que me parecen muy buenos, ambos del mismo autor, Ewaldo Sandoval: (1) Escalando vías de varios largos con la técnica de doble cuerda, publicado en 2018; (2) Cómo montar reuniones en vías de varios largos, publicado en 2016. El texto es claro y muy preciso en las descripciones, y los dibujos son muy detallados; y (3), otro estupendo manual, que me parece "de cabecera", y que está escrito por varios autores en colaboración, es Montañismo. La libertad de las cimas, publicado también en España por la Editorial Desnivel en 2016. Viene actualizándose desde 1960 en sucesivas ediciones; ésta (última hasta el momento) es la séptima. Con los nuevos materiales y algunas maneras de hacer, se espera una nueva actualización (la octava), si bien, me parece a mí, en lo esencial el manual es perfectamente válido en la actualidad. El texto, es muy esmerado y la traducción al castellano muy cuidada, y, al igual que en los libros de Ewaldo Sandoval que he comentado arriba, los dibujos están muy bien hechos y son muy detallados; priman sobre las fotografías, lo cual aporta mucha claridad y precisión pues ayudan a entender muy bien las explicaciones textuales. El manual cubre todos los aspectos que intervienen en el montañismo (término o concepto, por cierto, en el que los autores inscriben los de alpinismo y la escalada): técnicas de escalada en roca, nieve y hielo, progresión por terreno escarpado, encordamiento, materiales, orientación, meteorología, nivología, primeros auxilios, organización y psicología de grupo, etcétera. Todos ellos, hace años que no dejo de consultarlos. Joan Aranès Clua, Por favor, si tenéis recomendaciones, os quedaré muy agradecido. $\diamond$