dijous, 14 de juliol del 2022

Montañismo en tiempos de crisis

Los efectos innegables del calentamiento global, la intensidad y frecuencia de los incendios forestales, la desaparición acelerada de la biodiversidad, las guerras, y la proliferación de armas, la incapacidad de reacción de los gobiernos, pregona a voces la necesidad de un cambio de paradigma en nuestras sociedades, viéndonos empujados, como individuos, a un sinsentido ciclo explosivo de crecimiento y dependencia de una tecnología en franca discordia con la Naturaleza. Todo esto debería hacernos replantear muchas cosas como montañeros.

En lo concreto y descarnado, la subida de los precios de los combustibles, y la proximidad de una situación de grave recesión económica, compromete el uso de los vehículos particulares y los viajes lejos de nuestros hogares. Posiblemente ha llegado el momento de pensar una manera distinta a la hora de hacer montaña. Junto con la necesaria recuperación de los valores éticos, que desde sus inicios caracterizaron a los antiguos montañeros, urge aplicar criterios racionales para salvaguardar la montaña y nuestro papel de seres pensantes y responsables.

Deberíamos recuperar una forma de hacer basada en la montaña de proximidad, minimizando los recorridos en coche para llegar a la zona de la actividad, respetar los periodos de nidificación de las aves (en escalada) y colaborar con las asosciaciones conservacionistas en todo lo que podamos. Así, por ejemplo, y hablando de cosas sencillas, que están en nuestra mano, ¿por qué no usar los transportes públicos (cuando sea posible) y la bicicleta (en lo razonable) para aproximarnos a las zonas de escalada cercanas, en lugar de visitar escuelas muy alejadas de nuestro lugar de residencia —algo parecido puede decirse sobre la elección de proximidad para las actividades de montañismo en su más amplio sentido&mdash, entre otras muchas acciones: organizarse para limpiar los parajes que tanto queremos; reforzar el aspecto científico y colaborativo de nuestras actividades.

A pesar de la crisis, y tal vez, precisamente conscientes de la misma e instados por reaccionar, es un buen y necesario momento para frenar comportamientos absurdos caracterizados únicamente por la obsesión deportiva por superar el grado de dificultad y por los egos desmedidos. El disfrute respetuoso de la naturaleza y la reavivación del interés por la fauna y flora, por la geología de nuestras montañas, por la adquisición de amistad y conocimiento, hará que nos alejemos de manera natural de las actividades más competitivas, moduladas por intereses púramente consumistas, que, tristemente, son seguidas ya no sólo por individuos sino que también se ven animadas por la mayor parte de las federaciones y clubes, haciendo una publicidad desmedida de artículos comerciales y apoyando carreras y competiciones.

Creo necesario que retomemos el espíritu de colaboración, de amistad, y la humildad que caracterizó los primeros tiempos de acercamiento a las montañas, y que, por otra parte, me parece a mí, debería guiar nuestros proyectos futuros para mejorar como personas y como sociedad. Por otra parte, ¿qué otra cosa cabe que nos planteemos hacer en estos tiempos de profunda crisis?.$\diamond$

   «Asciende a las montañas (...) la paz de la naturaleza fluirá dentro de ti
   (...) el viento proporcionará su frescura y las tormentas su energía,
   mientras tus miedos caerán como las hojas del otoño (...)»
      John Muir (1938-1914)
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Referencias:
  [1] vv.aa., Montañismo. La libertad de las cimas (7ª edición), Desnivel, Madrid, 2016.
  [2] Asociación Mountain Wilderness, https://www.mountainwilderness.es [ https://www.mountainwilderness.es/ ]
  [3] G. Sonnier, La montagne et l'Homme, Editions Albin Michel, Paris, 1970.
      Existe una traducción al castellano del año 1977 publicada por Editorial RM:
      La montaña y el hombre.

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