Paseábamos bajo los plátanos escuchando el tímido murmullo de las viejas fuentes. Siempre mirábamos hacia arriba dibujando caminos en la roca, deseando seguirlos algún día. A media tarde, sin haber comido aún, cansados y contentos, la brisa de la tarde nos refrescaba. Sonreíamos felices, sin pretensión alguna, sin dejar de soñar. Todo era simple, nada estaba reglado, no había prisa alguna.$\diamond$
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